Hemos oído hablar de la autoestima en innumerables ocasiones. Todos “sabemos” lo que es… ¿Si?
En realidad muchas veces creemos que tenemos un problema mayor, cuando lo único que ocurre es que tenemos la autoestima “para reparar un pelín”.
Presta atención a esto:
Siento que todo el mundo está en mi contra (aunque no lo digamos, es nuestra sensación).
Me lo tomo casi todo de forma personal (como si el objetivo de la mayoría de la gente que me encuentro fuera hacerme sufrir o fastidiarme… y no tuvieran nada mejor que hacer). Esto se ve en frases (dichas habitualmente) del tipo: “lo ha hecho para fastidiarme”, “seguro que me odia”, “lo ha hecho a propósito para hacerme daño”. Dicho así parece algo paranoico… pero en nuestro interior lo sentimos como si fuera totalmente cierto.
Creo que los demás hablan de mí a mis espaldas y se burlan (acabo desconfiando de la gente).
Tengo mucha vergüenza (creo que los demás se van a reír de mí, por lo que solo me atrevo a hacer AQUELLO QUE CREO SE ME DA BIEN… No me arriesgo).
Unido con lo anterior: Tengo un gran sentido del ridículo (pienso en lo que los demás van a pensar para decidir si me atrevo o no a hacer algo).
Siento que no merezco amor o cariño si no me lo gano (a través de hacer mucho por los demás, de estar siempre disponible, etc.).
Reacciono mal ante las críticas, porque las siento como un juicio o como si hubiera hecho algo mal (creo que me riñen).
Si otros opinan, creo que mi opinión no vale igual. Entonces o no la digo o cambio la mía.
Si me sale algo bien creo que es “suerte” y si me sale algo mal, me culpo (nunca salgo ganando).
Me siento siempre ante una competición en la que pierdo.
Como no me gusta “equivocarme o hacer algo mal”, me cuesta mucho pedir disculpas y reconocer mis errores (me callo y ya se pasará).
Sé que es un acto de humildad y valentía mirar hacia dentro y observar estos comportamientos que nos hacen sufrir. Porque además, no son en todos los ámbitos de nuestra vida. A veces la autoestima baja sólo se nos manifiesta en las relaciones personales, y en el trabajo nos sentimos más fuertes (o viceversa).
Lo que es importante es saber que SI TE HACE SUFRIR, probablemente se trate de una percepción errónea de la situación, debido a una autoestima baja.
Pero tranquilos, tiene solución :). Esto que te ha hecho pasarlo tan mal durante tanto tiempo, se resuelve. Y la solución es aprender a tener una autoestima sana. Porque esto lo que te permite es darte cuenta de que nadie es mejor o peor que otro, que somos distintos y únicos. Compararse con otra persona es comparar sillas con platos (cada uno tiene su función, es distinto y es bueno para algo).
Seguiremos hablando de autoestima amigos ;). Esa gran conocida, aunque a veces tan desconocida.
Un abrazo enorme!!
María MD - Camino Kaizen